Descubre el corazón histórico de la ciudad, un lugar emblemático que te cautivará con su belleza arquitectónica y ambiente único.

En el corazón de la capital belga se encuentra una plaza emblemática, rodeada de opulentas fachadas que datan de los siglos XVII y XVIII. Este sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un testimonio del rico pasado mercantil de la ciudad y un ejemplo sobresaliente de la mezcla de influencias arquitectónicas que caracterizan la región.

La historia de este lugar se remonta a la Edad Media, cuando se utilizaba como mercado y centro de actividades comerciales. A lo largo de los años, ha sido escenario de importantes eventos, incluyendo ceremonias de la nobleza y festividades populares. Uno de los edificios más notables que adornan el perímetro de la plaza es la Casa del Rey, que a pesar de su nombre, nunca sirvió como residencia real. Hoy alberga un museo que narra la historia de la ciudad.

Otro elemento distintivo es el Ayuntamiento, con su torre gótica que se eleva majestuosamente sobre los demás edificios. La torre, coronada por una estatua de San Miguel venciendo al dragón, sirve como un punto de referencia visual en la región. Las casas de las corporaciones, con sus fachadas ornamentadas y doradas, reflejan la prosperidad de las distintas gremios y comerciantes que las construyeron.

Este lugar no solo es un centro de atracción turística por su belleza arquitectónica, sino que también sigue siendo un punto de encuentro vital para los habitantes. Eventos culturales, conciertos y un mercado de flores semanal continúan trayendo vida y color a este espacio histórico. Durante ciertas épocas del año, la plaza se transforma con magníficos espectáculos de luz y sonido, y cada dos años, se cubre con un enorme "tapiz de flores", una tradición que atrae a visitantes de todo el mundo.