Descubre el corazón histórico de la ciudad, donde podrás apreciar la majestuosidad de su arquitectura y sentir el pulso de su legado cultural.

En el corazón de la capital europea, se encuentra una plaza emblemática, cuyo origen se remonta al siglo XVIII. Este espacio, de gran relevancia histórica, fue construido en el lugar donde antiguamente se erigía el palacio de Coudenberg, residencia de la nobleza y posteriormente de la monarquía. Tras un devastador incendio que consumió el palacio en 1731, la plaza fue diseñada siguiendo los cánones del neoclasicismo, estilo que dominaba la arquitectura de la época.

Rodeada por edificios de gran valor arquitectónico, esta plaza se convirtió en un punto de encuentro para la alta sociedad y en escenario de importantes eventos a lo largo de los años. Uno de sus edificios más notables es la iglesia de Saint-Jacques-sur-Coudenberg, que destaca por su fachada imponente y su interior decorado con obras de arte de gran valor. Además, la plaza está flanqueada por museos y otras instituciones culturales que reflejan la importancia que ha tenido en la vida política y social del país.

La plaza también ha sido testigo de momentos clave en la historia, como la proclamación del primer rey de los belgas en el siglo XIX, un evento que marcó el inicio de la monarquía constitucional en el país. Hoy en día, sigue siendo un lugar de gran significado para los habitantes y visitantes, quienes pueden disfrutar de su belleza y contemplar los vestigios de su pasado aristocrático mientras pasean por sus espacios abiertos y armoniosos.