La Suiza Alpina y la Selva Negra
Friburgo
Disfruta explorando una animada ciudad universitaria, puerta de entrada a la Selva Negra.
Esta ciudad medieval, asentada en un valle atravesado por el río Sarine, es conocida por su rica herencia cultural y su impresionante arquitectura antigua. Fundada en el siglo XII, ha sido un importante centro económico y educativo a lo largo de los siglos, albergando una de las universidades más prestigiosas del país, establecida en el siglo XIX.
El casco antiguo es un laberinto de calles adoquinadas que serpentean entre edificios góticos y renacentistas, con la Catedral de San Nicolás dominando el paisaje urbano desde su emplazamiento elevado. Esta catedral, un hito de la ciudad, es famosa por su detallada torre y su órgano, uno de los más grandes y antiguos de la región.
Los puentes colgantes y fortificaciones añaden al carácter distintivo de la urbe, con el Puente de Berna siendo un ejemplo notable de ingeniería medieval. Las murallas que una vez sirvieron para proteger la ciudad ahora ofrecen vistas panorámicas a los visitantes que recorren sus caminos de ronda.
La tradición académica y cultural sigue viva en sus numerosos museos y festivales, que celebran desde el arte contemporáneo hasta la música clásica. Además, la ciudad ha sido un punto de encuentro para el diálogo intercultural y lingüístico, reflejando la diversidad del país en su bilingüismo oficial.
El casco antiguo es un laberinto de calles adoquinadas que serpentean entre edificios góticos y renacentistas, con la Catedral de San Nicolás dominando el paisaje urbano desde su emplazamiento elevado. Esta catedral, un hito de la ciudad, es famosa por su detallada torre y su órgano, uno de los más grandes y antiguos de la región.
Los puentes colgantes y fortificaciones añaden al carácter distintivo de la urbe, con el Puente de Berna siendo un ejemplo notable de ingeniería medieval. Las murallas que una vez sirvieron para proteger la ciudad ahora ofrecen vistas panorámicas a los visitantes que recorren sus caminos de ronda.
La tradición académica y cultural sigue viva en sus numerosos museos y festivales, que celebran desde el arte contemporáneo hasta la música clásica. Además, la ciudad ha sido un punto de encuentro para el diálogo intercultural y lingüístico, reflejando la diversidad del país en su bilingüismo oficial.